El propio nombre de la casa es el vivo recuerdo de una mujer que, con su carácter único y su particular visión de la vida, siempre era capaz de sorprendernos.
Uno de los rincones más acogedores de Periquina es el salón-comedor, con su aspecto rústico y su hogar de leña tradicional, otro deleite para los sentidos es su patio interior, siempre rebosante de luz y vitalidad.
Una altura de tres plantas y una ubicación excelente proporcionan al visitante unas vistas magníficas dignas de su entorno, su entrada, sus escaleras, sus habitaciones, su garaje particular y su cocina, son la guinda de un pastel que, sin duda, merece la pena degustar.