Los peirones son pilares fabricados en piedra, ladrillo u otros materiales situados a la salida de una gran parte de los pueblos de Aragón. Suelen terminar, en su parte superior, con una hornacina (a veces una cruz) decorada por la imagen de un santo o virgen.
Su antecedente pueden ser las acumulaciones de piedras amontonadas, marcando cruces y caminos, que el pueblo utilizaba para adorar a los dioses locales.
En Castilla, paralelos a éstas construcciones son los humilladeros, o lugares públicos de devoción, si bien éstos suelen ser de construcción más elaborada.